Introducción
Tu rostro es un lienzo en blanco; aunque a veces puede resultar como una pérdida de tiempo a los ojos de muchas personas; tenemos la capacidad de transformar nuestra apariencia para impactar nuestro entorno externo e interno. El poder del maquillaje radica en el interior, buscamos la ayuda de nuestras bases y sombras para complementar y expresar lo que somos.
Así sea en el autobús, en el coche o caminando, sentimos la necesidad de usar productos que nos ayuden a una mejora en la apariencia; es cierto que muchas veces puede desgastarnos el proceso pero lo seguimos haciendo de todas maneras, así que, ¿por qué no transformar este paso en un proceso de arte? Un proceso que no tarde mucho tiempo y que, además de proteger nuestra piel, sea un resultado que quieras replicar día a día.
El maquillaje es un simple juego de colores donde el lienzo determina cuales son las reglas; la primera duda que muchos podríamos tener a la hora de comenzar con una rutina diaria de maquillaje que tenga una duración menor a diez minutos es si se tiene lo necesario. La respuesta depende mucho de las necesidades de tu piel.

Primero primer.
Lo primero que necesitamos, antes de aplicar cualquier base de maquillaje, es tener un rostro limpio, hidratado y preparado. Recuerda que, aunque uses maquillajes dermatológicos, es importante que protejas tu piel de partículas no deseadas y de la penetración de maquillaje en los poros. Para este paso existen muchas alternativas: desde mascarillas con activos hidratantes hasta cremas y sueros cuya principal preocupación sea mantener los niveles de hidratación altos.
Entre más cuidado tengas en la piel, menos maquillaje necesitarás. Para prepararla en la recepción de tu base perfecta, necesitas además un primer cuya principal función es proteger y alisar tus poros.
Sin importar que tipo de maquillaje apliques, estos productos cuentan con la capacidad de proteger a tu poros de la penetración de cualquier contaminante en ellos. La función favorita de cualquier fanático del maquillaje es el alisamiento de la superficie de la piel, permitiendo un maquillaje más parejo y uniforme; y la textura resultado de su aplicación.
El primer te permite conservar el maquillaje incluso en las condiciones más extremas de temperatura y hay algunos que te ayudan a rellenar surcos y hacen un pequeño efecto lifting. Sirve perfecto como corrector (si el producto cuenta con tinte) y hace que los pigmentos de tus sombras y bases se vean como en el estuche de maquillaje.
Si hay un paso que es el esencial en tu rutina, debería ser este. Recuerda que el producto consumido por sesión no debería pasar de una pequeña lágrima.

Cubriendo el lienzo.
El error más cometido por la mayoría de nosotros nos conduce al siguiente paso: la base de maquillaje. Para saber el tipo de cobertura que necesitas, lo primero que debes hacer es observarte en el espejo, ¿en serio tienes que cubrir tanto? Si tu respuesta es no, podría bastar con una BB Cream, este tipo de productos ofrecen una cobertura baja del rostro, te aportan luminosidad y, además, son perfectos aliados como cremas y protectores solares.
Si necesitas cubrir un poco más, puedes usar una base de maquillaje de cobertura media. Hay muchos tipos de bases; puedes elegir alguna que tenga factor de protección solar, que te ayude en el tratamiento de signos de expresión; lo más importante es que encuentres el color que sea lo más parecido a tu tono de piel para que el uso de iluminadores y sombras sea lo más natural posible. Cualquier tipo de base la puedes encontrar en presentación líquida, en barra, compacto y polvo.
El uso de una base de cobertura alta se abre a muchas posibilidades: desde crear un rostro desde cero, definiendo facciones y una nueva superficie de piel, hasta ocultar aquellas imperfecciones que, con el tratamiento correcto, serán parte del pasado.
Lo que tienes que saber de un maquillaje de cobertura alta es que la uniformidad debe ser tu prioridad, esto se logra con una esponja para difuminar y aplicando tu base en pequeños círculos alrededor de todo tu rostro cuidando que no exceda de una capa delgada que no pase a la raíz de tu cabello, cejas, labios y ojos. Con esta técnica necesitarás mucho menos producto y el acabado será más natural.
Incrementa la vida.
Ahora que tu rostro está listo, el siguiente paso depende de tu gusto, es natural que después de una base sientas que le falta color o vida a tu piel. Este efecto puede ser cubierto por tus rubores, bronceadores e iluminadores.
El uso de la mayoría de estos productos es en polvo y, con una brocha específica para cada uno, procura darle dos pequeños golpes a tu brocha, con el costado de tu palma, antes de aplicar cualquiera de estos polvos para que se retire el exceso.

Hay brochas específicas para cada área de tu rostro, desde angulares, que te ayudan a definir pómulos, hasta planas, que son perfectas para la aplicación de bases líquidas. Es muy importante tener una brocha específica para cada paso, incluyendo los ojos. Para un maquillaje de ojos, existen cuartetos o juegos de sombras que te ofrecen el abanico entero de colores que puedes combinar; desde los tonos marrones y negros para un smokey eye, hasta maquillajes discretos con un juego de sombras cafés y beige. El paso más importante en la aplicación de sombras es el difuminado: hacer que cada color pertenezca con el otro y con tu rostro, que sean uno. ¿Qué colores usar? Eso lo determinas tú, el entorno y el momento.
La ventana del ser.
Los ojos son las ventanas a las emociones, aplica tu rímel y delineador favorito; algunos productos en el mercado ayudan a proteger tus pestañas y al crecimiento de las mismas.
El delineador es cuestión de práctica y puedes llevarlo tan arriba como te lo permitas, no tengas miedo a jugar con tu cat eye y llevarlo también a la parte inferior de tus pestañas, te va a ayudar a llevar tu maquillaje al siguiente nivel, siempre procurando que tenga cohesión entre ambos. Para este paso hay delineadores en lápiz, líquidos y en gel.
El rímel y enchinado de pestañas es un paso que debe realizarse con calma y con una ligera aplicación de fuerza, recuerda que la protección de las mismas debe ser una prioridad para ti. Hay productos que te ayudan a su protección y crecimiento que, en forma de mascara, debes aplicarlos antes como parte de tu rutina.

A labio dulce.
Para finalizar la aplicación de color, el labial puede iniciar con la definición del contorno de tus labios con un lápiz y rellenar con tu producto favorito, los gustos para un labial pueden ir desde el acabado mate, brillos o un labial que agregue humedad. Mantener tus labios humectados, exfoliados y sanos es muy importante, puedes lograrlo con bálsamos humectantes y labiales que contengan factor de protección solar.
Para que tu maquillaje dure todo el día, puedes rebozar en los efectos de polvos traslúcidos o algún agua termal en spray que selle tu maquillaje, así no tendrás que retocarlo en el día y la obra de arte que acabas de crear tendrá mayor duración. Recuerda que lo más importante siempre será que te guste el maquillaje, que te sientas cómod@ y que experimentes para conocer los colores que te hagan sentir una obra maestra.
