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Hábitos diarios que dañan tu piel sin que te des cuenta

Hábitos diarios que dañan tu piel sin que te des cuenta

¿Sabías que la piel es el órgano más grande del cuerpo humano? En un adulto promedio, la piel mide aproximadamente 2 m² y puede pesar hasta 10 kilos. Además, es un órgano que cumple múltiples funciones esenciales para nuestra supervivencia, como las siguientes:

  • Protege el cuerpo
    La capa externa es la epidermis y contiene células que producen queratina y melanina. Actúa como una barrera protectora para prevenir la entrada de sustancias dañinas, como bacterias, virus, contaminantes y radiación solar.  Mientras que la dermis contiene células que proporcionan resistencia y elasticidad. La hipodermis es la capa más profunda de la piel, contiene tejido adiposo que aísla el cuerpo y actúa como un amortiguador adicional para proteger el cuerpo contra daños de diversos tipos

  • Regula la temperatura corporal
    Lo hace a través de la sudoración, la vasodilatación y la vasoconstricción. Es decir, del aumento o disminución del diámetro de los vasos sanguíneos en la piel.

    Cuando el cuerpo se sobrecalienta, los vasos sanguíneos en la piel se dilatan, lo que permite que más sangre fluya a la superficie de la piel y se libere calor en el ambiente. Al mismo tiempo, las glándulas sudoríparas se activan y producen sudor, que al evaporarse en la superficie de la piel ayuda a reducir la temperatura corporal.

Por otro lado, cuando el cuerpo está expuesto a temperaturas frías, los vasos sanguíneos en la piel se contraen, lo que reduce la cantidad de sangre que fluye a la superficie de la piel y minimiza la pérdida de calor. La piel también puede producir escalofríos, lo que aumenta la actividad muscular y la producción de calor para ayudar a mantener la temperatura corporal.

  • Es el principal órgano sensorial del cuerpo
  • La piel contiene una gran cantidad de terminaciones nerviosas que transmiten información sensorial al cerebro, las cuales son responsables de sentir el dolor, la temperatura, el tacto y otras sensaciones.

    Las terminaciones nerviosas que se encuentran en la piel son muy sensibles y responden a diferentes estímulos. Por ejemplo, son activadas cuando la piel se lesiona o se expone a un estímulo doloroso, como una quemadura o una lesión. Responden al frío y al calor, ya que también son sensibles a los cambios de temperatura y activan una respuesta sensorial en el cerebro.


    Además, la piel también contiene receptores que responden a diferentes tipos de estímulos táctiles, como la presión, la vibración y la textura. Dichos receptores se encuentran en diferentes partes de la piel y transmiten información al cerebro sobre la forma, el tamaño y la textura de los objetos que tocamos.


    La gran cantidad de terminaciones nerviosas que se encuentran en la piel nos permite interactuar con nuestro entorno y adaptarnos a este. 


    • Eliminación de residuos del cuerpo
      Esto se realiza por medio del sudor y la eliminación de células muertas de la piel.

    La sudoración es un proceso por el cual las glándulas sudoríparas de la piel producen sudor, que contiene agua y sales, así como algunos residuos del cuerpo, como urea y amoníaco. Estos residuos son eliminados del cuerpo a través del sudor, que se evapora en la superficie de la piel.

    También, elimina células muertas de la piel a medida que se renueva continuamente. La epidermis contiene células llamadas queratinocitos, que se renuevan constantemente a medida que se forman nuevas células en la capa basal de la piel. Las células muertas de la piel se desprenden de la capa externa de la piel y son eliminadas del cuerpo.


    A pesar de la vital importancia que tiene la piel, muchas veces no la cuidamos como se debe. Algunos de nuestros hábitos diarios pueden dañarla sin que nos demos cuenta. Desde el uso de productos inadecuados hasta la exposición excesiva al sol. Lo que puede acelerar su envejecimiento y aumentar el riesgo de enfermedades dermatológicas. 

    ¿Cuáles son los principales hábitos que dañan nuestra piel?

    Aquí exploraremos los principales hábitos que dañan nuestra piel y cómo podemos evitarlos para mantenerla saludable y radiante.

    Dormir con maquillaje 

    No desmaquillarse antes de ir a dormir es una costumbre que muchas personas adoptan debido a la pereza o el cansancio. Sin embargo, esta práctica puede ser muy perjudicial para la piel.


    El maquillaje puede obstruir los poros de la piel y provocar la acumulación de bacterias y aceite en la superficie de la piel, propiciando aparición de acné, puntos negros y otros problemas. Sin contar que la falta de limpieza adecuada puede impedir el proceso de renovación celular natural de la piel durante la noche y disminuir significativamente su elasticidad.

    Además de esto, con el uso, los productos de maquillaje pueden contaminarse con bacterias y otros microorganismos que pueden causar infecciones si se dejan en la piel durante períodos prolongados. 


    Para evitar estos problemas, es importante limpiar cuidadosamente la piel antes de dormir. Se recomienda utilizar productos específicos para retirar el maquillaje, como el agua micelar o aceites limpiadores. También es fundamental hidratar la piel con una crema adecuada.

    No usar protector solar

    Muchas personas no acostumbran usar protector solar diariamente, especialmente en días nublados. Sin embargo, la exposición excesiva al sol sin protección puede aumentar significativamente el riesgo de cáncer de piel. Según The Skin Cancer Foundation (Fundación contra el Cáncer de Piel) el uso regular de protector solar puede reducir el riesgo de melanoma en un 50% y en un 40% el carcinoma de células escamosas (SCC).


    También, previene signos de envejecimiento prematuro, como arrugas, manchas oscuras y pérdida de elasticidad de la piel. Un estudio publicado en la revista Photochemistry and Photobiology encontró que la exposición al sol sin protección puede provocar una disminución significativa en la función de la barrera de la piel y un aumento en el daño celular.


    La Academia Americana de Dermatología recomienda utilizar un protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30. El cual, se debe aplicar unos 15 minutos antes de la exposición al sol y volver a aplicarlo cada dos horas o después de nadar o sudar. También es importante usar ropa protectora y evitar la exposición al sol en las horas de mayor intensidad, entre las 10 a.m. y las 4 p.m.

    Bañarse con agua caliente

    Aunque, tomar una ducha caliente puede ser relajante y reconfortante, no es muy saludable para la piel, ya que puede eliminar el aceite natural y provocar la dilatación de los capilares de la dermis, causando una eliminación transepidérmica de agua secando la piel y volviéndola áspera e irritada.  


    Los baños prolongados con agua caliente pueden agravar la dermatitis atópica, una afección de la piel que provoca sequedad, picazón y enrojecimiento. 


    Es importante tomar duchas cortas con agua tibia (entre 25 y 30 grados) en lugar de agua caliente. Además, se recomienda usar un limpiador suave y sin fragancia, ya que los productos de limpieza fuertes pueden agravar la sequedad de la piel. Después de bañarse, es crucial aplicar una loción humectante para mantener la piel hidratada y protegida.

    Fumar

    Es bien sabido que fumar es perjudicial para la salud en general, pero también impacta de forma negativa a la piel. 


    Un estudio publicado en Skinmed Journal encontró que el tabaquismo activo y pasivo puede dañar el colágeno y contribuir al envejecimiento prematuro de la piel y a la aparición prematura de arrugas y manchas. Además, reduce la circulación sanguínea en la piel, provocando una textura cutánea irregular y disminuye su capacidad para cicatrizar después de una lesión.


    Para proteger la piel de este factor dañino, es importante dejar de fumar y limitar la exposición al humo de segunda mano.

    No hidratar adecuadamente la piel

    Mantener una buena hidratación es esencial para la salud de la piel, ya que la falta de agua puede provocar varios problemas.


    Cuando la piel está deshidratada, puede producir más aceite para compensar la falta de hidratación, causando una obstrucción en los poros y la aparición de brotes de acné. En otras personas puede causar resequedad, picazón, enrojecimiento y perdida de flexibilidad.

    Para mantener la salud de la piel, es crucial beber suficiente agua y usar una crema hidratante adecuada para el tipo de piel que contengan ingredientes como ácido hialurónico, ceramidas o cualquier otro ingrediente que ayude a retener la humedad en la piel.


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